El título de esta novela que acabo de terminar de leer, y que se publicó por primera vez en 1953, hace referencia a la temperatura a la que arde el papel. Al parecer su autor la escribió con la intención de hacer una crítica a la censura de libros en Estados Unidos en los tiempos del senador McCarthy y a la quema de libros en la Alemania Nazi durante 1933. Sin embargo, pone los pelos de punta comprobar la semejanza de lo contado en este libro con el camino que lleva la realidad actual, cual si Bradbury hubiera sido, en vez de un escritor de ciencia ficción, un visionario al más puro estilo de Julio Verne.
El libro nos propone una distopía que, como digo, por desgracia en la actualidad podría considerarse casi como la próxima realidad hacia la que nos encaminamos. Nos presenta un mundo, a punto de entrar en guerra, en una guerra que sin saberlo quienes van a librarla será la última del mundo civilizado, dominado por los medios de comunicación y habitado por individuos asociales y violentos que han llegado a estar completamente alienados por el sistema y a quienes lo único que preocupa y produce bienestar es la televisión.
El protagonista, Guy Montag, es un bombero, pero en el escenario de esta novela los bomberos, lejos de dedicarse a apagar fuegos, pues todas las casas están recubiertas de una película ignífuga y esa tarea es ya innecesaria, se consagran a la quema de los malignos y peligrosos libros que han sobrevivido en poder de unos cuantos marginados renegados que se empeñan en conservarlos aún sabiendo que va contra la ley. Una ley no escrita pero de sobra conocida por todo el mundo, ya que los libros son malos, son perjudiciales. Y esto es así porque los libros, además de provocar emociones que pueden resultar molestas o interferir en el estado de felicidad inducida del que gozan los seres humanos, enseñan y la cultura no es buena pues hace diferentes a los hombres cuando lo ideal es que todos sean iguales. No obstante, algo ocurre en la vida de Montag que le hace pararse a recapacitar y pensar convirtiéndole de ese modo en un proscrito abandonado por su mujer y despreciado y perseguido por sus propios compañeros.
Un contexto terrible del que, si no andamos listos, difícilmente podremos escapar si continuamos dando ventaja a la televisión y sus “reality shows” (¿espectáculos realistas?) y demás programas basura, los videojuegos, los ordenadores y las máquinas en general en detrimento de las personas, los libros, la cultura, la educación y los antiguos valores éticos y morales. Un aviso, un toque de atención que tal vez, como el protagonista pero antes de que nos ocurra como a él cuando ya sea tarde, deberíamos escuchar atentamente.
Si bien como cuento con moraleja es sublime y digna no sólo de ser leída sino de ser atendida, como novela en cuanto a valor literario, personajes y desarrollo de la historia que nos cuenta, diría que es normal y si no para echar cohetes sí consigue atrapar y enganchar hasta el final. Es un libro no muy extenso que se lee en muy poco tiempo y con mucha facilidad, que deja un sabor amargo y una extraña e incómoda sensación de advertencia.
Marbenes
“El derecho a desafiarlo todo. La vida de Paul Gauguin”, de Jorge Ferraro
Jorge Ferraro está convencido de que, para captar la esencia de un personaje en toda su plenitud, hay que seguir su desarrollo evolutivo desde niño. Así, de su mano vamos acompañando a este increíble pintor de vida audaz desde su más tierna infancia.
¿Fue Paul Gauguin un provocador, un loco o un genio? ¿Fue un vividor egoísta o un incomprendido? ¿Tuvo mala suerte o lo que cosechó? ¿Se puede considerar mala suerte a vivir pasando penalidades por decidir dedicar tu vida a tu pasión y ser recordado por ello en la Historia?
Después de leer la novela puedo decir que “conozco” a Paul, cómo fue, cómo vivió, por lo que pasó, qué le hizo feliz y qué y quiénes le hicieron sufrir, y también a quiénes hizo sufrir él, a quién amó, y quién le amó.
Diferentes países, distintas profesiones, diversos amores y amoríos, experiencias increíbles, triunfos y decepciones, éxito y amargura, riqueza y pobreza componen el cuadro de su vida que, pincelada tras pincelada, nos va mostrando Ferraro.
Como suele suceder con los personajes de Ferraro, al ser tan intensos, tan reales, con virtudes y defectos tan comunes, algunos te caen bien, a unos les comprendes y con otros te identificas. Porque consigue que por momentos creas que estás dentro de la historia, escuchando sus conversaciones, admirando sus obras, mirando como por una rendija sus momentos más íntimos.
Está escrita en su estilo inconfundible, en un lenguaje llano y sencillo, con buen ritmo y sin abuso de la paja pese a aportar muchos datos sociales, geográficos, políticos, económicos e históricos. No sólo es fácil de leer sino que engancha; no soy muy adepta a las novelas biográficas y menos sobre artistas, y apenas podía esperar sin impaciencia al siguiente capítulo. Ferraro saca a sus personajes de la rutina haciendo de cada pequeño detalle de sus vidas cotidianas una aventura.
Gracias a este libro he aprendido más de los pintores de esa época, así como de la obra de Gauguin, de la que conocía bien poco. No puedo decir que ahora me gusten más sus cuadros, pero sí que los entiendo mejor.
En resumen, un libro escrito con mimo y mucha investigación, una novela que merece ser leída, una obra que entretiene y enseña.
¿Fue Paul Gauguin un provocador, un loco o un genio? ¿Fue un vividor egoísta o un incomprendido? ¿Tuvo mala suerte o lo que cosechó? ¿Se puede considerar mala suerte a vivir pasando penalidades por decidir dedicar tu vida a tu pasión y ser recordado por ello en la Historia?
Después de leer la novela puedo decir que “conozco” a Paul, cómo fue, cómo vivió, por lo que pasó, qué le hizo feliz y qué y quiénes le hicieron sufrir, y también a quiénes hizo sufrir él, a quién amó, y quién le amó.
Diferentes países, distintas profesiones, diversos amores y amoríos, experiencias increíbles, triunfos y decepciones, éxito y amargura, riqueza y pobreza componen el cuadro de su vida que, pincelada tras pincelada, nos va mostrando Ferraro.
Como suele suceder con los personajes de Ferraro, al ser tan intensos, tan reales, con virtudes y defectos tan comunes, algunos te caen bien, a unos les comprendes y con otros te identificas. Porque consigue que por momentos creas que estás dentro de la historia, escuchando sus conversaciones, admirando sus obras, mirando como por una rendija sus momentos más íntimos.
Está escrita en su estilo inconfundible, en un lenguaje llano y sencillo, con buen ritmo y sin abuso de la paja pese a aportar muchos datos sociales, geográficos, políticos, económicos e históricos. No sólo es fácil de leer sino que engancha; no soy muy adepta a las novelas biográficas y menos sobre artistas, y apenas podía esperar sin impaciencia al siguiente capítulo. Ferraro saca a sus personajes de la rutina haciendo de cada pequeño detalle de sus vidas cotidianas una aventura.
Gracias a este libro he aprendido más de los pintores de esa época, así como de la obra de Gauguin, de la que conocía bien poco. No puedo decir que ahora me gusten más sus cuadros, pero sí que los entiendo mejor.
En resumen, un libro escrito con mimo y mucha investigación, una novela que merece ser leída, una obra que entretiene y enseña.
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"Latidos de África", de Antonio Picazo
"Latidos de África", de Antonio Picazo (no confundir con Mario que, como siempre digo, mi Picazo es mucho más guapo, y tiene más pelo).
Lo primero que le diría a Picazo es que cuando sales a la calle en un país extranjero, máxime si no dominas el idioma del lugar, nunca debes llevar metidos en la misma bolsa todo el dinero y toda la documentación personal y de viaje. Debes salir con el dinero que consideres imprescindible, y con un justificante del responsable del hotel en el que se indique que estás correctamente registrado y guardas tu documentación, en regla, en la caja fuerte. Pero es que Picazo no es un turista normal, ni siquiera es un viajero normal, y hasta diría que no es un escritor normal; él es él, un mundo aparte que nos habla de otros mundos.
En la línea habitual de su narrativa cáustica e irónica, tremendamente divertida siempre que no seas el blanco de sus puyas, o tal vez aún así, Picazo nos narra en este libro una historia de aventuras, una aventura de historias, una realidad palpitante y serena. Con finas pinceladas de su humor, ácido, nos dibuja un continente tan lejano como misterioso, haciendo que resulte cercano y comprensible. Nos presenta un África atrayente en su compleja simplicidad, desconocida, alejada de la información que podemos encontrar en los documentales o en los folletos de turismo, seria y risible, muy pobre y también muy rica. Mediante el humor, nos acerca a otras culturas, a las costumbres y vivencias de otros pueblos y, aunque casi pareciera que habla de otro mundo, como digo, consigue que el lector lo sienta cercano.
Nos describe variados paisajes, gentes, usos, políticas y sociedades en un lenguaje tan llano, tan vivaz, tan dinámico que da la sensación de que, más que leer, un amigo te estuviera contando de viva voz su increíble viaje. Las descripciones son intensas pero concretas, sin irse por las ramas o abusar de la paja, y consigue el efecto de que lleguemos a creer que estamos allí, que lo estamos viendo, oyendo, oliendo y sintiendo nosotros mismos.
El libro, como todos los que he leído de Picazo, probablemente no lo patrocinarían las oficinas de turismo de los países sobre los que habla, para promocionarse. No hay nada falso o publicitario en él, no es un panfleto que glosa las maravillas de los países, omitiendo lo malo, feo, sucio y pobre. No. Es un libro sincero que cuenta vivencias, sensaciones y emociones, que habla de personas, de pueblos, de culturas, de corrupción, de honor, de odios y amores, sin ocultar lo malo, y sin exagerar lo bueno.
Para Picazo, África tiene forma de corazón. Un corazón lleno de contrastes en el que se mezclan los más bellos paisajes con los más áridos, la salud más plena con la enfermedad más terrible, la pobreza más triste con la riqueza más alegre, las mejores gentes con las más miserables, las costumbres más bellas con las más espeluznantes, los más hermosos ritos con los más salvajes, la más franca espiritualidad con el materialismo más ruin, la fauna y flora más espectaculares con la más pobre y seca naturaleza. De ahí los latidos; latidos de unos pueblos muchas veces sometidos pero siempre orgullosos, muchas veces vencidos pero siempre valientes, unos pueblos que son todo corazón.
Nos aporta una visión propia y particular, no desde la mira de los asépticos circuitos organizados, sino desde lo más básico, desde la calle, desde el contacto directo con las gentes sencillas. A veces tierno y sensible, a veces mordaz y sarcástico, no deja títere con cabeza, pero tampoco santo sin pedestal. Es lo bueno de ser un escritor libre, que puede escribir lo que realmente piensa porque su pluma no está al servicio de nadie, sino, como mucho, del lector al que se dirige.
Y, como dice Picazo, “¡Pero cómo pasa el tiempo! Hace tan solo media hora eran las doce y ahora ya son las doce y media.”, para terminar, una apuesta: puede que quien lo lea sienta que no le cuadra con lo que pensaba sobre ese fantástico continente, puede que, si el lector ya conoce África, comparta, o no, sus opiniones, pero una cosa me atrevo a asegurar, y es que nadie quedará indiferente con su lectura.
Lo primero que le diría a Picazo es que cuando sales a la calle en un país extranjero, máxime si no dominas el idioma del lugar, nunca debes llevar metidos en la misma bolsa todo el dinero y toda la documentación personal y de viaje. Debes salir con el dinero que consideres imprescindible, y con un justificante del responsable del hotel en el que se indique que estás correctamente registrado y guardas tu documentación, en regla, en la caja fuerte. Pero es que Picazo no es un turista normal, ni siquiera es un viajero normal, y hasta diría que no es un escritor normal; él es él, un mundo aparte que nos habla de otros mundos.
En la línea habitual de su narrativa cáustica e irónica, tremendamente divertida siempre que no seas el blanco de sus puyas, o tal vez aún así, Picazo nos narra en este libro una historia de aventuras, una aventura de historias, una realidad palpitante y serena. Con finas pinceladas de su humor, ácido, nos dibuja un continente tan lejano como misterioso, haciendo que resulte cercano y comprensible. Nos presenta un África atrayente en su compleja simplicidad, desconocida, alejada de la información que podemos encontrar en los documentales o en los folletos de turismo, seria y risible, muy pobre y también muy rica. Mediante el humor, nos acerca a otras culturas, a las costumbres y vivencias de otros pueblos y, aunque casi pareciera que habla de otro mundo, como digo, consigue que el lector lo sienta cercano.
Nos describe variados paisajes, gentes, usos, políticas y sociedades en un lenguaje tan llano, tan vivaz, tan dinámico que da la sensación de que, más que leer, un amigo te estuviera contando de viva voz su increíble viaje. Las descripciones son intensas pero concretas, sin irse por las ramas o abusar de la paja, y consigue el efecto de que lleguemos a creer que estamos allí, que lo estamos viendo, oyendo, oliendo y sintiendo nosotros mismos.
El libro, como todos los que he leído de Picazo, probablemente no lo patrocinarían las oficinas de turismo de los países sobre los que habla, para promocionarse. No hay nada falso o publicitario en él, no es un panfleto que glosa las maravillas de los países, omitiendo lo malo, feo, sucio y pobre. No. Es un libro sincero que cuenta vivencias, sensaciones y emociones, que habla de personas, de pueblos, de culturas, de corrupción, de honor, de odios y amores, sin ocultar lo malo, y sin exagerar lo bueno.
Para Picazo, África tiene forma de corazón. Un corazón lleno de contrastes en el que se mezclan los más bellos paisajes con los más áridos, la salud más plena con la enfermedad más terrible, la pobreza más triste con la riqueza más alegre, las mejores gentes con las más miserables, las costumbres más bellas con las más espeluznantes, los más hermosos ritos con los más salvajes, la más franca espiritualidad con el materialismo más ruin, la fauna y flora más espectaculares con la más pobre y seca naturaleza. De ahí los latidos; latidos de unos pueblos muchas veces sometidos pero siempre orgullosos, muchas veces vencidos pero siempre valientes, unos pueblos que son todo corazón.
Nos aporta una visión propia y particular, no desde la mira de los asépticos circuitos organizados, sino desde lo más básico, desde la calle, desde el contacto directo con las gentes sencillas. A veces tierno y sensible, a veces mordaz y sarcástico, no deja títere con cabeza, pero tampoco santo sin pedestal. Es lo bueno de ser un escritor libre, que puede escribir lo que realmente piensa porque su pluma no está al servicio de nadie, sino, como mucho, del lector al que se dirige.
Y, como dice Picazo, “¡Pero cómo pasa el tiempo! Hace tan solo media hora eran las doce y ahora ya son las doce y media.”, para terminar, una apuesta: puede que quien lo lea sienta que no le cuadra con lo que pensaba sobre ese fantástico continente, puede que, si el lector ya conoce África, comparta, o no, sus opiniones, pero una cosa me atrevo a asegurar, y es que nadie quedará indiferente con su lectura.
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Rabos de lagartija, de Juan Marsé
Es un feto el que nos habla, y desde el útero materno nos cuenta sobre su pícaro hermano David y su viejo perro, Chispa; sobre su madre, Rosa, antes maestra y ahora en la posguerra costurera; sobre su padre, que tras actuar como rebelde en la guerra ahora está en paradero desconocido; sobre el inspector Galván, que con la excusa de averiguar sobre el esposo fugado aprovecha para ver a Rosa, de quien está enamorado. Y de paso, con soberbia pulcritud, sin dramatismos de más y sin aspavientos innecesarios, nos habla sobre la posguerra, sus víctimas, sus miserias, sus trampas, sus miedos y sinsabores.
Recreándose en lo cotidiano, en lo rutinario de la vida diaria, sin alardear de grandes historias, manteniéndose aferrado a los detalles, pinta un sugerente, original y vivo retrato de una parte de la sociedad española del año 1945. Y, puesto que está ambientada en un barrio marginal de Barcelona, lo hace utilizando un estilo directo y un lenguaje popular, llano y espontáneo. Los personajes, que son ágiles y enérgicos, y están cargados de personalidad, dan color al cuadro social gris que pretende, y consigue, representar.
La novela, pese a ser en cierto modo triste y emotiva, y aun teniendo en cuenta lo manido del tema, resulta de fácil lectura y rápido enganche, debido al dinamismo de la historia, a la falta de tragedia añadida, a la carencia de politiqueos al servicio de la pluma, y a su más que posible veracidad histórica y social.
Debo reconocer que nunca antes había leído, que yo sepa (pues soy un despiste y, antes de adquirir la sana costumbre de reseñar los libros que leo, nunca recordaba los títulos de las obras ni los nombres de los autores), nada de este autor. Sin embargo, sí he leído algo sobre su obra y, tras esta experiencia, me sumo a la cantidad de admiradores que le consideran uno de los grandes escritores actuales.
Recreándose en lo cotidiano, en lo rutinario de la vida diaria, sin alardear de grandes historias, manteniéndose aferrado a los detalles, pinta un sugerente, original y vivo retrato de una parte de la sociedad española del año 1945. Y, puesto que está ambientada en un barrio marginal de Barcelona, lo hace utilizando un estilo directo y un lenguaje popular, llano y espontáneo. Los personajes, que son ágiles y enérgicos, y están cargados de personalidad, dan color al cuadro social gris que pretende, y consigue, representar.
La novela, pese a ser en cierto modo triste y emotiva, y aun teniendo en cuenta lo manido del tema, resulta de fácil lectura y rápido enganche, debido al dinamismo de la historia, a la falta de tragedia añadida, a la carencia de politiqueos al servicio de la pluma, y a su más que posible veracidad histórica y social.
Debo reconocer que nunca antes había leído, que yo sepa (pues soy un despiste y, antes de adquirir la sana costumbre de reseñar los libros que leo, nunca recordaba los títulos de las obras ni los nombres de los autores), nada de este autor. Sin embargo, sí he leído algo sobre su obra y, tras esta experiencia, me sumo a la cantidad de admiradores que le consideran uno de los grandes escritores actuales.
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Qumràm, de Eliette Abecassis
Escogí “Qumràm” porque siempre me ha llamado mucho la atención el tema de los manuscritos del Mar Muerto; en realidad, todo lo referente a las diferentes religiones, mitos y leyendas que el hombre ha inventado para poder soportar la certeza de su muerte y para dar sentido a aquello que teme, me han interesado siempre. El supuesto ocultismo que se achaca a la Iglesia Católica (que adquiere sentido dado su inmenso poder a lo largo de la historia y el hecho de continuar en la brecha tras incontables atrocidades) para con los temas que puedan hacer peligrar su hegemonía, aumenta mi interés.
Pero la escogí pensando que se trataba de una novela, y aunque en teoría lo es, si me preguntan a mí, diría que es una especie de ensayo novelado, por cierto infumable, cargado de erudición y florituras lingüísticas, al servicio de una fe.
La autora, Eliette Abecassis, cuenta que para ésta su primera novela se inspiró en “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco; y, si bien ese libro me ha parecido siempre una verdadera obra de arte indispensable, Umberto Eco me resulta insoportable y soporífero en cualquier de sus otras obras, por lo que bien pudiera ser cierto que se inspiró en él.
Con montones y montones de hojarasca de relleno, Abecassis intenta situarnos en una trama de misterio que hile una supuesta investigación científica alrededor del hallazgo de estos manuscritos. Digo supuesta no porque no crea que se investigaran según el modo científico en la realidad, sino porque dudo de lo que ella expone en este libro. Pero a esto no debéis darle mayor importancia, y sí tomarlo como una opinión intrascendente y muy personal, porque ya conocéis mi manifiesta incultura, y por supuesto no poseo datos para argumentar mis dudas.
En resumen, después de 411 páginas y realizando un esfuerzo sobrehumano para no perder la concentración (algo que no siempre he logrado), he sacado en conclusión que Eliette Abecassis es un pozo de sabiduría… y poco más. Sabiendo lo que sé ahora, no la leería; pero eso es mucho decir, porque lo cierto es que prefiero decir que no la leería que no haberla leído.
Pero la escogí pensando que se trataba de una novela, y aunque en teoría lo es, si me preguntan a mí, diría que es una especie de ensayo novelado, por cierto infumable, cargado de erudición y florituras lingüísticas, al servicio de una fe.
La autora, Eliette Abecassis, cuenta que para ésta su primera novela se inspiró en “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco; y, si bien ese libro me ha parecido siempre una verdadera obra de arte indispensable, Umberto Eco me resulta insoportable y soporífero en cualquier de sus otras obras, por lo que bien pudiera ser cierto que se inspiró en él.
Con montones y montones de hojarasca de relleno, Abecassis intenta situarnos en una trama de misterio que hile una supuesta investigación científica alrededor del hallazgo de estos manuscritos. Digo supuesta no porque no crea que se investigaran según el modo científico en la realidad, sino porque dudo de lo que ella expone en este libro. Pero a esto no debéis darle mayor importancia, y sí tomarlo como una opinión intrascendente y muy personal, porque ya conocéis mi manifiesta incultura, y por supuesto no poseo datos para argumentar mis dudas.
En resumen, después de 411 páginas y realizando un esfuerzo sobrehumano para no perder la concentración (algo que no siempre he logrado), he sacado en conclusión que Eliette Abecassis es un pozo de sabiduría… y poco más. Sabiendo lo que sé ahora, no la leería; pero eso es mucho decir, porque lo cierto es que prefiero decir que no la leería que no haberla leído.
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Lobo gris, de Jaime Nava
Este autor, James Nava, se ha puesto en contacto conmigo para ver si podía publicar algo sobre su tercera novela, "Lobo gris", en esta bitácora. Como no la he leído no puedo opinar por mí misma sobre ella, y tampoco me parece correcto publicar la reseña que él me envía sin advertiros que es una reseña de prensa. En cualquier caso es un escritor de origen español afincado en EEUU, con las dificultades lógicas para promocionar su novela en España, por lo que no me parece mal echarle una manita. Si consigo introducir su novela entre mi larguísima e interminable lista de pendientes ya os diré qué me parece a mí; y si alguien se la lee antes, por favor que nos deje su opinión personal.
"Las milicias paramilitares irrumpieron en Wild Creek, pero no contaban con la vieja leyenda india sobre lobos, ni con el hombre de la CIA.
Una combinación explosiva de thriller político, espionaje y ecología.
Un canto a los lobos y la naturaleza salvaje de las Montañas Rocosas, con raíces en las leyendas indias nativas americanas.
Una historia de amor apasionado y alto voltaje erótico en medio del enfrentamiento entre rancheros y ecologistas.
Unos documentos vitales que desvelan un secreto de la CIA.
Un hombre en busca de justicia. Una mujer en busca del amor y el conocimiento de los lobos.
Una maravillosa historia de amor a la naturaleza y de lealtad a los ideales en circunstancias adversas.
Jason Rovin se refugia en el hogar de su infancia, un rancho en Montana, alejándose de Langley y su vida en la CIA durante los últimos diez años, tras huir con un maletín lleno de documentos clasificados como alto secreto.
Una combinación explosiva de thriller político, espionaje y ecología.
Un canto a los lobos y la naturaleza salvaje de las Montañas Rocosas, con raíces en las leyendas indias nativas americanas.
Una historia de amor apasionado y alto voltaje erótico en medio del enfrentamiento entre rancheros y ecologistas.
Unos documentos vitales que desvelan un secreto de la CIA.
Un hombre en busca de justicia. Una mujer en busca del amor y el conocimiento de los lobos.
Una maravillosa historia de amor a la naturaleza y de lealtad a los ideales en circunstancias adversas.
Jason Rovin se refugia en el hogar de su infancia, un rancho en Montana, alejándose de Langley y su vida en la CIA durante los últimos diez años, tras huir con un maletín lleno de documentos clasificados como alto secreto.
Mientras se dirige a Wild Creek, conoce accidentalmente a Catherine Rush, una bióloga que estudia a los lobos de la zona. Los dos inician una buena amistad y colaboran para averiguar el extraño comportamiento de éstos.
Entretanto, empiezan a aparecer misteriosas amenazas de muerte contra la bióloga y el sheriff de la localidad. Jason y Catherine descubren, durante una de sus incursiones en las montañas, la presencia de un campamento de milicias paramilitares, liderado por un terrorista neonazi internacional.
Al tiempo que la presencia de una creciente manada de lobos alarma a todos los rancheros de la zona, los siniestros planes de un banquero local, apuntan hacia una compleja e inquietante trama que llevará las vidas de todos al límite y pondrá a Wild Creek como foco de atención de toda la prensa.
Los documentos secretos que guarda Jason Rovin, se convertirán en claves para la intervención de la CIA y el FBI en el asunto.
Con un argumento que combina acción, aventuras, intriga, y sentimientos de una forma amena y electrizante, diálogos llenos de humor y una narración absorbente, Lobo Gris refleja valores como la amistad, la lealtad, el valor, la libertad, y el amor, a través de unos personajes que ponen de manifiesto lo maravilloso y lo miserable que encierran los seres humanos, y nos transporta a un mundo casi perdido en las montañas Rocosas de Montana.
Una historia mágica sobre lobos, alta política y espionaje, que se mezclan en una novela emocionante de la primera a la última página, con capítulos perfectamente conseguidos que arrancarán emociones encontradas.
El autor nos conduce al mundo de los ranchos en el Oeste americano, con un misterio de fondo que va in crescendo, y la presencia inquietante de unas milicias paramilitares.
Todo un homenaje al mundo del Western americano y sus valores tradicionales, así como un testimonio realista de los entresijos de los Servicios de Inteligencia y el alcance de sus operaciones clandestinas.
Una historia muy visual, en la que podremos descubrir tanto las viejas leyendas indias como la vida interior de un agente de la CIA. Una novela bien escrita, con un ritmo que acelera a medida que pasan las páginas y los personajes se van asomando, con una atmósfera bien recreada, donde transcurre la acción, y con guiños evidentes a la música country.
Novela muy recomendable para los aficionados al thriller político, de espionaje, las historias románticas, y las aventuras ecológicas."
Título: “Lobo Gris”
Autor: James Nava
Editorial: El Tercer Nombre.
560 páginas.
P.V.P. 22 euros.
ISBN: 978-84-96693-14-2
Formato: Rústica
Más información
Editorial: El Tercer Nombre.
560 páginas.
P.V.P. 22 euros.
ISBN: 978-84-96693-14-2
Formato: Rústica
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Memorias de un reporter en los tiempos de Cristo, de Carlos María de Heredia
Me encontré con este libro por casualidad, mientras rebuscaba entre las estanterías de mi librería preferida de libros antiguos y de segunda mano. Me llamó la atención su lomo, de color gris con letras plateadas, y aspecto antiguo pero bien conservado. Al leer el título pensé que sería un buen regalo para alguien a quien amo, que es periodista y que, siendo agnóstico o tal vez incluso ateo, está sin embargo íntimamente relacionado, de algún modo, con la leyenda Mariana. Hojeé por encima sus páginas, miré el precio, que no era caro pero tampoco barato, y me decidí a sumarlo a mi cesta.
El autor, Carlos María de Heredia, hijo de un personaje rico en influyente en su época y su sociedad, nació en Méjico en 1872 y murió en la misma ciudad en 1951. Se ordenó jesuita y dedicó gran parte de su vida al estudio de la figura de Jesucristo, así como a desenmascarar los fraudes del espiritismo. A lo largo de su vida escribió alguna novela más, también poco conocidas al menos en este lado del charco, y colaboró con distintas revistas y periódicos redactando artículos.
Me parece un dato a destacar el hecho de que este hombre, que fue un gran perseguidor del espiritismo, un escéptico de los asuntos paranormales, creyera sin embargo firmemente en los milagros, en la Santísima Trinidad, en el cielo y en el infierno. No deja de ser curiosa la forma en que una mente inteligente diferencia entre un tipo de creencias y otras.
Cuando empecé a leer esta novela, como suele hacer nuestra mente, que siempre busca referencias comparativas, me vino a la cabeza la serie de J.J. Benítez titulada “Caballo de Troya”; naturalmente no es igual, de hecho no hay comparación más allá de la temática, pero algo me dice que J.J. leyó este libro antes de escribir su famosa saga. En ésta, sin embargo, el autor se cuida muy mucho de diferenciar lo que es ficción de lo que no, por lo menos para él (porque lógicamente sus creencias aparecen como verdades absolutas).
Nos presenta la petición de un rico empresario, Mr. Connor, que desea la publicación de un reportaje sobre lo ocurrido en tiempos de Jesucristo, pero escrito tal como lo haría un periodista del siglo XX, con un lenguaje llano y sencillo, actual y dinámico. Myles, periodista del Boston Graphic, recibe el encargo de realizar una original serie de artículos sobre este tema. Para documentarse viaja a Tierra Santa y, en el camino, hospedado en el antiguo Monasterio de Santa Catalina, al pie del Sinaí, tiene la inmensa suerte de encontrar unos manuscritos olvidados y abandonados desde hace años, que constituyen unas memorias de alguien que vivió en tiempos de Cristo, que compra a los monjes en nombre de su periódico.
Así, de estos manuscritos, elaborados por un judío contemporáneo de Cristo llamado Ben Harat como si de un diario se tratara, saca la información necesaria para realizar los artículos que le han encargado, y que serán publicados en entregas semanales. Sin embargo, en la novela, mucho más centrada en el personaje de Ben Harat, que nos va relatando en primera persona sus experiencias desde que llega a Palestina y conoce en primer lugar a Juan el Bautista, en muy contadas ocasiones aparece el periódico moderno que hace las veces de hilo conductor de la obra, y solamente para cumplir esta función.
Leer esta novela es una buena forma de saber algo más sobre ese extenso y engorroso libro que es la Biblia, el lioso y difícil de interpretar Antiguo Testamento, y la vida y milagros de Jesucristo y quienes le rodearon que conforman el Nuevo Testamento. Siendo evidente el amplio conocimiento sobre historia y religión del autor, también nos acerca a la forma de vida de los habitantes de la antigua Palestina, las costumbres de los judíos y la dominación romana que vivían.
La estructura del libro es excelente pues no da lugar a que el lector pueda perderse por vericuetos insondables de fe o dogmas; y la escritura y el estilo son amenos y ágiles, de fácil lectura. A los personajes, casi todos conocidos por la mayoría de quienes hemos vivido en un país gubernamentalmente católico durante muchos años, porque no son inventados sino que aparecen realmente en los textos sagrados, nos los muestra cercanos, expresándose en un lenguaje sencillo, coloquial y próximo, y actuando según pautas y patrones comprensibles hoy en día. Las cumplidas explicaciones sobre comportamientos, actitudes y todo aquello que actualmente nos resultaría extraño hacen que la obra resulte perfectamente comprensible al lector de este siglo. No obstante, no debemos olvidar que es un libro religioso, escrito por un religioso, con un fin religioso evangelizante y exaltador de la figura de Jesucristo.
Sí es una novela, sí está presentada de forma agradable pese a incorporar algunos párrafos textuales de las escrituras muy bien insertados en el conjunto de la obra, y sí goza de una erudición incontestable, pero en todo momento queda claro que el autor es religioso y que su objetivo es que la figura de Cristo resulte más cercana, creíble y amable al lector.
Tomada como novela sobre la vida de un personaje controvertido y que aún permanece en estudio por los profesionales de la historia y la ciencia, 2.000 años después de su muerte, es apasionante y muy recomendable. Y supongo que para los católicos ha de ser un hallazgo maravilloso al darles la posibilidad de acompañar al protagonista en su seguimiento de Jesucristo, y de conocer de manera natural y llana el Nuevo Testamento sin tener que leerse la Biblia. En cualquier caso, tanto si el lector es un apasionado de la historia antigua y la novela histórica, sea agnóstico, creyente o ateo, como si, con mayor motivo, es creyente, "Memorias de un reporter en los tiempos de Cristo", publicada por primera vez en los años sesenta, desde luego merece la pena ser leída.
El autor, Carlos María de Heredia, hijo de un personaje rico en influyente en su época y su sociedad, nació en Méjico en 1872 y murió en la misma ciudad en 1951. Se ordenó jesuita y dedicó gran parte de su vida al estudio de la figura de Jesucristo, así como a desenmascarar los fraudes del espiritismo. A lo largo de su vida escribió alguna novela más, también poco conocidas al menos en este lado del charco, y colaboró con distintas revistas y periódicos redactando artículos.
Me parece un dato a destacar el hecho de que este hombre, que fue un gran perseguidor del espiritismo, un escéptico de los asuntos paranormales, creyera sin embargo firmemente en los milagros, en la Santísima Trinidad, en el cielo y en el infierno. No deja de ser curiosa la forma en que una mente inteligente diferencia entre un tipo de creencias y otras.
Cuando empecé a leer esta novela, como suele hacer nuestra mente, que siempre busca referencias comparativas, me vino a la cabeza la serie de J.J. Benítez titulada “Caballo de Troya”; naturalmente no es igual, de hecho no hay comparación más allá de la temática, pero algo me dice que J.J. leyó este libro antes de escribir su famosa saga. En ésta, sin embargo, el autor se cuida muy mucho de diferenciar lo que es ficción de lo que no, por lo menos para él (porque lógicamente sus creencias aparecen como verdades absolutas).
Nos presenta la petición de un rico empresario, Mr. Connor, que desea la publicación de un reportaje sobre lo ocurrido en tiempos de Jesucristo, pero escrito tal como lo haría un periodista del siglo XX, con un lenguaje llano y sencillo, actual y dinámico. Myles, periodista del Boston Graphic, recibe el encargo de realizar una original serie de artículos sobre este tema. Para documentarse viaja a Tierra Santa y, en el camino, hospedado en el antiguo Monasterio de Santa Catalina, al pie del Sinaí, tiene la inmensa suerte de encontrar unos manuscritos olvidados y abandonados desde hace años, que constituyen unas memorias de alguien que vivió en tiempos de Cristo, que compra a los monjes en nombre de su periódico.
Así, de estos manuscritos, elaborados por un judío contemporáneo de Cristo llamado Ben Harat como si de un diario se tratara, saca la información necesaria para realizar los artículos que le han encargado, y que serán publicados en entregas semanales. Sin embargo, en la novela, mucho más centrada en el personaje de Ben Harat, que nos va relatando en primera persona sus experiencias desde que llega a Palestina y conoce en primer lugar a Juan el Bautista, en muy contadas ocasiones aparece el periódico moderno que hace las veces de hilo conductor de la obra, y solamente para cumplir esta función.
Leer esta novela es una buena forma de saber algo más sobre ese extenso y engorroso libro que es la Biblia, el lioso y difícil de interpretar Antiguo Testamento, y la vida y milagros de Jesucristo y quienes le rodearon que conforman el Nuevo Testamento. Siendo evidente el amplio conocimiento sobre historia y religión del autor, también nos acerca a la forma de vida de los habitantes de la antigua Palestina, las costumbres de los judíos y la dominación romana que vivían.
La estructura del libro es excelente pues no da lugar a que el lector pueda perderse por vericuetos insondables de fe o dogmas; y la escritura y el estilo son amenos y ágiles, de fácil lectura. A los personajes, casi todos conocidos por la mayoría de quienes hemos vivido en un país gubernamentalmente católico durante muchos años, porque no son inventados sino que aparecen realmente en los textos sagrados, nos los muestra cercanos, expresándose en un lenguaje sencillo, coloquial y próximo, y actuando según pautas y patrones comprensibles hoy en día. Las cumplidas explicaciones sobre comportamientos, actitudes y todo aquello que actualmente nos resultaría extraño hacen que la obra resulte perfectamente comprensible al lector de este siglo. No obstante, no debemos olvidar que es un libro religioso, escrito por un religioso, con un fin religioso evangelizante y exaltador de la figura de Jesucristo.
Sí es una novela, sí está presentada de forma agradable pese a incorporar algunos párrafos textuales de las escrituras muy bien insertados en el conjunto de la obra, y sí goza de una erudición incontestable, pero en todo momento queda claro que el autor es religioso y que su objetivo es que la figura de Cristo resulte más cercana, creíble y amable al lector.
Tomada como novela sobre la vida de un personaje controvertido y que aún permanece en estudio por los profesionales de la historia y la ciencia, 2.000 años después de su muerte, es apasionante y muy recomendable. Y supongo que para los católicos ha de ser un hallazgo maravilloso al darles la posibilidad de acompañar al protagonista en su seguimiento de Jesucristo, y de conocer de manera natural y llana el Nuevo Testamento sin tener que leerse la Biblia. En cualquier caso, tanto si el lector es un apasionado de la historia antigua y la novela histórica, sea agnóstico, creyente o ateo, como si, con mayor motivo, es creyente, "Memorias de un reporter en los tiempos de Cristo", publicada por primera vez en los años sesenta, desde luego merece la pena ser leída.
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El quinto día, de Frank Schätzing
Si no fuera porque le sobran 669 de sus 969 páginas, porque los personajes son flojos, porque tiene más paja que un cobertizo, y porque el final es una bazofia pseudo-científico-estúpida sería una buena novela. Quiero decir que el tema prometía y, de haberlo llevado a cabo de otra manera, podría haber salido algo bueno.
Las ballenas se vuelven asesinas, los delfines creo recordar que también, las medusas son mortíferas compañeras de agua, los cangrejos se inmolan por contagiar a las poblaciones costeras con no sé qué virus letal para el ser humano, los tsunamis no dan un respiro, los maremotos parece que le han cogido el gustillo a eso de aparecer por sorpresa, y hasta los peces comestibles han cogido mal sabor y si te descuidas te insultan. Pero eso no es lo peor, no sé qué coño pasa en el fondo marino, que la tierra va a ser engullida por el mar (o algo así, estaba tan hastiada que, la verdad, no presté mucha atención a las tonterías múltiples). Ante semejante desastre ecológico, unos científicos se ponen manos a la obra para intentar descubrir por qué los elementos y la fauna y flora marinos se están volviendo contra la humanidad, atacando a los seres humanos y devastando sus ciudades costeras.
El por qué es fácil de intuir sin necesidad de ser científico ni de extenderse casi 1.000 páginas: el ser humano está destrozando el planeta y aún no se ha metido de lleno con el mar porque le resulta un medio ajeno, pero cuando la tierra lo expulse comenzará a indagar en las profundidades con más ahínco que hasta ahora.
Bien, pues según nuestro primo el Schätzing, no es exactamente así. Resulta que en el mar viven unas criaturas…; es que si os lo cuento, los que hayáis soportado ya un montón de soporíferas páginas esperando que el final mejore, podríais matarme y sería con razón. Lo sé porque a mí me ocurrió; no hay cosa que más me joda que ver una buena historia estropeada por una mala composición; y me tiré todo el libro, porque me lo leí enterito, esperando que el final por lo menos me sorprendiera. Pero una cosa os digo, el final no sólo no mejora, empeora. Ahora, eso sí, sorprenderme me sorprendió, me alborotó, me cabreó; con deciros que casi tiro el libro…; lo salvó de la quema que había sido un regalo.
Cierto es que si no estás dando cabezazos o muerto de aburrimiento aprendes muchas cosas sobre ciencia marina y tecnología, el mar, el petróleo, ciudades y pueblos, y otras muchas cosas, como por ejemplo bichos marinos pero, como digo, hacer falta estar despierto para poder leer y aprender.
En resumen, es una novela catastrofista con tintes místico-científicos, y no es recomendable; y es una pena porque podría haber salido un gran libro con ese argumento y esa erudición.
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Primer concurso de relatos en "Hotel Villava"
Tema: relacionado con hoteles con extensión máxima de 2 folios en formato A4, escritos por una sola cara.
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Una leyenda celta, de Juilene Osborne-Mcnight
En el siglo V Magonus Succatus Patricius, a quien los irlandeses laman Padraig por más que insiste en que odia ese nombre, vuelve a Irlanda con mucho resentimiento y amargura en su corazón pues pasó allí seis años de su vida como esclavo. Sin embargo, regresa porque una voz interior, que él atribuye a la voz de Dios, así se lo ordena. Detesta a ese pueblo al que considera bárbaro y seguidor de costumbres e ídolos paganos, y al que no entiende y que tampoco le comprende a él. No obstante, por su fe y su amor a Dios, crea una abadía a la que se unen unos pocos seguidores, con la esperanza de que Dios le conceda regresar algún día a su patria.
Un día él y sus cofrades ven aparecer a un jinete que en la distancia se ve joven y hermoso pero, cuando éste desmonta y se acercan a él, se percatan de que es un anciano. El viejo, sorprendido de que se dirijan a él como a un abuelo, se presenta como Osián, hijo de Fionn Mac Cumhail, y bardo de los legendarios fennian, desaparecidos hace doscientos años.
Aunque los monjes le creen de inmediato, Succatus, el abad, piensa que son desvaríos de un pobre loco y consiente en atenderle sólo por hospitalidad cristiana. Pero poco a poco, a través de sus historias, va aprendiendo a amarle, a creerle, y a conocer y comprender ese país al que aborrece, llegando a amar también a Eire. Escuchando sus historias sobre los fennians y los Otros, logra asimilar el carácter de las gentes de Irlanda y vislumbrar el modo de acceder a sus corazones.
Así, mezclando la actualidad de San Patricio con las leyendas del pasado de Eire, la autora nos narra los comienzos evangelizadores de este santo que es patrón de Irlanda, y que fue famoso por respetar e introducir en sus prédicas las tradiciones de ese país.
La novela es muy entretenida y didáctica. Resulta muy fácil de leer porque, con una narrativa ágil y amena, la mayoría de los capítulos cuentan maravillosas, mágicas y legendarias historias narradas por Osián el bardo; y el resto, lo referido a la época y la labor de San Patricio, lejos de ser pastosos relatos evangelizadores o estar dedicados a la exaltación de un santo católico, son también interesantes historias y divertidas anécdotas que vivió este personaje en sus comienzos en aquel país.
El resultado es una bonita fábula cargada de historia y fantasía, de personajes reales que conviven con personajes mágicos y de leyenda, y de magníficos paisajes y hermosos relatos.
Más allá de creer o no en Dios, dioses, santos, duendes, o personajes de más de doscientos años de edad, el libro nos acerca de forma sencilla a la persona que fue Magonus Succatus Patricius y a todas las personas que se le unieron en su labor o se le enfrentaron, así como a las costumbres sociales, religiosas y políticas de la antigua Irlanda. Bastante recomendable para los amantes de las tradiciones y los cuentos que además quieran aprender algo sobre las leyendas y la historia de Eire.
Un día él y sus cofrades ven aparecer a un jinete que en la distancia se ve joven y hermoso pero, cuando éste desmonta y se acercan a él, se percatan de que es un anciano. El viejo, sorprendido de que se dirijan a él como a un abuelo, se presenta como Osián, hijo de Fionn Mac Cumhail, y bardo de los legendarios fennian, desaparecidos hace doscientos años.
Aunque los monjes le creen de inmediato, Succatus, el abad, piensa que son desvaríos de un pobre loco y consiente en atenderle sólo por hospitalidad cristiana. Pero poco a poco, a través de sus historias, va aprendiendo a amarle, a creerle, y a conocer y comprender ese país al que aborrece, llegando a amar también a Eire. Escuchando sus historias sobre los fennians y los Otros, logra asimilar el carácter de las gentes de Irlanda y vislumbrar el modo de acceder a sus corazones.
Así, mezclando la actualidad de San Patricio con las leyendas del pasado de Eire, la autora nos narra los comienzos evangelizadores de este santo que es patrón de Irlanda, y que fue famoso por respetar e introducir en sus prédicas las tradiciones de ese país.
La novela es muy entretenida y didáctica. Resulta muy fácil de leer porque, con una narrativa ágil y amena, la mayoría de los capítulos cuentan maravillosas, mágicas y legendarias historias narradas por Osián el bardo; y el resto, lo referido a la época y la labor de San Patricio, lejos de ser pastosos relatos evangelizadores o estar dedicados a la exaltación de un santo católico, son también interesantes historias y divertidas anécdotas que vivió este personaje en sus comienzos en aquel país.
El resultado es una bonita fábula cargada de historia y fantasía, de personajes reales que conviven con personajes mágicos y de leyenda, y de magníficos paisajes y hermosos relatos.
Más allá de creer o no en Dios, dioses, santos, duendes, o personajes de más de doscientos años de edad, el libro nos acerca de forma sencilla a la persona que fue Magonus Succatus Patricius y a todas las personas que se le unieron en su labor o se le enfrentaron, así como a las costumbres sociales, religiosas y políticas de la antigua Irlanda. Bastante recomendable para los amantes de las tradiciones y los cuentos que además quieran aprender algo sobre las leyendas y la historia de Eire.
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