Viaje a las Fuentes del Sol, de Antonio Picazo

En esta ocasión tenemos en el tapete un libro de viajes, un libro que habla de experiencias, un libro sobre sitios mágicos y espirituales que, con un estilo personal, fresco, desvergonzado, irónico e irreverente, se carga de un plumazo las ideas preconcebidas de algunos de los países más venerados del planeta.

Llano, como si se estuviera escuchando relatar, y no leyendo, al propio autor, magnífico reflejo de su carácter divertido y sarcástico y particular forma de ver la vida, este libro no es recomendable para aquellos que están dispuestos a creerse a pies juntillas lo que las guías, las revistas de viajes, las mayoristas y agencias, y los turistas que lo han visitado nos quieren contar sobre la India, Nepal, o el Tíbet: El Gran Viaje. Sí lo es, sin embargo, para quienes desean conocer con la mente abierta y sin juicios preconcebidos, reconociendo en su “viaje” lo bueno y lo malo, y aún lo peor, de cada sitio por mágica que sea su leyenda.

De su autor, Antonio Picazo, que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo “Don Quijote” para reportajes de viajes en 1996, dicen quienes le conocen personalmente que “hay que conocerle”. De todos modos, aún sin conocerle, leyéndole, uno se hace una idea de cómo pueden ser persona y personaje. Tiene en su haber otro libro, "Un viaje lleno de mundos", actualmente casi descatalogado, pero que aún se puede conseguir en la librería "De viaje" en Madrid, en el que nos cuenta sus andanzas por América, que todavía no he leído pero lo conseguiré en breve; ya os contaré.

Más de una carcajada soltará el lector desprovisto de prejuicios durante la lectura de este divertido libro, y más de un mito se le caerá por los suelos aumentando, eso sí, la avidez del viajero curioso por conocer los parajes y lugares en él mencionados. Antonio y Sebastián nos conducen hábilmente y sin compasión a través de sus vivencias y pensamientos por algunos de los destinos más deseados por turistas y viajeros, gentes profundas y simples fotógrafos, pensadores, bohemios y snobs.

Sin compasión ni ternura, digo bien, porque Sebastián y Antonio, Antonio y Sebastián están cansados de buscar ese misterio maravilloso y fuente de luz, sabiduría y riqueza espiritual del que todos hablan, sin encontrar otra cosa que miseria, dolor, abandono, y angustiante clasismo que da lugar a la existencia en mayoría de timadores, carteristas y otras gentes que sobreviven como pueden de la picaresca y la buena disposición de los incautos turistas (y hasta de la de los avezados viajeros). Hastiados de oír hablar y de leer sobre magníficas y legendarias construcciones, para encontrar horterada tras horterada a cual peor que la anterior y más que sobrevaloradas.

No obstante, tanto uno como otro, unas veces más uno y otras más el otro, tienen su corazoncito y no pueden dejar de ver, incluso con su inevitable perspectiva cínica a cuestas, las maravillas realmente ocultas tras tanto bulo y panfleto inflamatorio de los ánimos y las esperanzas. Porque detrás de todo ese mundo publicitario deformante sí que hay belleza, pero a diferencia de lo que nos cuentan unos y otros se trata de una belleza natural que esconde, en la hermosura atroz de la pobreza permanentemente enfrentada a la crueldad nostálgica del recuerdo de las riquezas cuyos vestigios aún perduran, su verdadero tesoro. La belleza de sus gentes sencillas, alejadas, aún incorruptas por la mercadotecnia del mundanal «turisteo». Una belleza, en suma, que el turista fotógrafo nunca verá y que el viajero escéptico jamás comprobará, pero que será evidente para quien se acerque a estas culturas con la mente despejada y “vacía” de las falsas esperanzas de los folletos de viaje.

Un libro entretenido que se lee muy fácilmente y muy rápido, que para colmo nos hará pensar en todos esos cuentos de viejas que somos tan propensos a creer, quizá porque nuestras vidas están tan alienadas y vacías de contenido que cualquier cosa que se salga de lo común nos dará una razón para soñar y, lo más triste, algo sobre lo que hablar que no sea política o fútbol.