
Nos cuenta la historia de un agente contratado por Vespasiano para realizar un censo fiscal que rente al estado buenos dineros. En el curso de sus investigaciones tropieza con dos crímenes: un león primero y más tarde un gladiador asesinados, lo que le desvía de su investigación hacia otros derroteros. Entre medias, una historia familiar de lo más vulgar que les lleva, a él y parte de su familia, a tierras africanas en busca de una planta que les hará ricos de encontrarla.
.
Está viviendo con una chica de buena cuna con la que ha tenido una hija, antes de conocerla era mujeriego, vive de alquiler y su casero es un tipejo indeseable, tienen una perra..., en fin, que si nos dijesen que se trata de Mike Hammer y cambiásemos a los lanistas por tratantes de apuestas también cuadraría. Los personajes estereotipados, como sacados de Stursky y Hutch o de otra serie cualquiera de detectives. La trama de lo más normalita, sin sorpresas. El estilo normal, sin excesos literarios. El humor lo he visto mejor, la verdad, en cualquiera de esas series.
Supongo que ésta pasará también a ese almacén que tenemos en la mente donde guardamos, sin ser conscientes de ello, todo aquello que no merece quedar almacenado en los módulos más accesibles. Una novela de aventuras entretenida sin más.
Supongo que ésta pasará también a ese almacén que tenemos en la mente donde guardamos, sin ser conscientes de ello, todo aquello que no merece quedar almacenado en los módulos más accesibles. Una novela de aventuras entretenida sin más.
Descargar “¡A los leones!”, de Lindsay Davis en pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario