Marbenes

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Ésta soy yo, tenía un mal día...

Los misterios del lago asesino, de Robert van Gulik

Este autor, versado orientalista, diplomático, músico de guqin y escritor, es conocido fundamentalmente por sus novelas sobre los casos del juez Di. Este juez, cuyo nombre completo era Di Yen-tsie, vivió en China entre los años 630 a 700, bajo la Dinastía Tang, y fue protagonista de la novela del siglo XVIII titulada "Casos celebrados del Juez Di", antes de ser protagonista de las novelas de Van Gulik.

En esta novela, como al parecer era habitual en la literatura policíaca china, mezcla tres historias que se entrelazan hábilmente según se va desarrollando el argumento.

Una cortesana llamada Flor de Almendro, muy apreciada por sus facultades como bailarina, es asesinada durante la celebración de una fiesta a bordo de un barco floral a la que el juez Di ha sido invitado. Por otra parte, un afamado y respetado ciudadano del distrito al que el juez ha sido asignado, llamado Liu Fei-po, presenta una denuncia contra su consuegro, Yang, porque por lo que parece, la misma noche del asesinato de la cortesana, su hija ha muerto en circunstancias sospechosas y su cuerpo ha sido trasladado en un féretro al templo budista antes de poder ser reconocido por el forense oficial por orden de éste. El consuegro a su vez denuncia que su hijo, y esposo de la supuestamente fallecida, también ha desaparecido. Por último, al ir a destapar el cadáver de la hija de Liu Fei-po, encuentran en su lugar el de un carpintero que realizó unos trabajos en casa del profesor Yang.

A todo esto, para completar la trama y poder unir los diferentes casos, se unen otras conspiraciones y misterios, que unidos a la cantidad de personajes y la extrañeza que nos causan las costumbres y los nombres chinos a los occidentales, derivan en un conjunto algo caótico que termina por resultar todo un desafío para el lector no iniciado.

No obstante, la trama está bien montada y resulta entretenida, sugestiva y creíble, los personajes son atractivos, el estilo es sencillo y el ritmo ágil, por lo que el esfuerzo realizado está compensado. Pero lo más interesante es lo que, leyéndola, se aprende sobre la sociedad de la China Imperial del siglo VII.

Tal como el mismo autor nos explica en el epílogo, un magistrado de distrito de aquella época en China desempeñaba muy diversas funciones, pues en su persona descansaba toda la responsabilidad de la investigación de un crimen, desde buscar y recopilar pruebas, pasando por detener sospechosos e interrogarlos, hasta juzgarlos y finalmente emitir un veredicto. Es decir, un juez era además detective, investigador y policía.

Como contaban con poca ayuda oficial para tan ardua labor, normalmente se rodeaban de ayudantes de su absoluta confianza, que les acompañaban siempre a cada destino, a los que investían de cierto poder y en quienes confiaban para dejarse asesorar y delegar en ellos determinadas tareas.

El amplio y versado conocimiento que el autor demuestra tener sobre esa sociedad y sus costumbres se refleja en la forma magnífica en que detalla la forma de vestir, hablar, interactuar, comportarse y vivir de las gentes de esa época. Costumbres por cierto que al lector occidental le pueden resultar chocantes y graciosas, e incluso hasta ridículas al principio, pero que va comprendiendo a medida que avanza el relato.

Una novela por tanto muy recomendable tanto para los apasionados del género policíaco como para los amantes de la historia de otros países.

2 comentarios:

  1. Hola. No hay link de descarga. Gracias

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  2. Sí, perdona es que la página de descargas ha cambiado. Ahora es este: http://ebiblioteca.org/?/ver/55235

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